Me levanto de la cama que guarda el dolor por las noches, cuando no puedo dormir, y me da la oportunidad de tener al alcance los recuerdos más tristes, obligándome a aferrarme a mi almohada mientras una lágrima recorre mi rostro. No estoy consciente del por qué me hace sentir así, la soledad se expande cuando estoy en mi habitación, y la pasión aparece, para recordarme lo cuanto que deseo ser amada. Ese momento es el único en que soy verdaderamente yo.
Aunque suena inevitablemente deprimente, es lo que disfruto, la soledad. Claro que de vez en cuando me agradaría algo de comprensión, pero eso es lo que realmente extrañara si no llegara a tener. Al estar conmigo misma tengo tiempo para pensar en los problemas que realmente importan, y como ya he mencionado, solo yo me se hallar, si pudiera regresar el tiempo todo fuera diferente. No hubiese pensado dos veces antes de actuar, tampoco le hubiese tenido miedo al amor, debido a que si algo saliera mal, lo único que tuviera que hacer seria regresar hasta eliminar las decisiones realmente equivocadas (errores) y todo fuera color de rosa.
Pero de eso no se trata la vida, si nos dedicamos unos segundos a analizar por lo que hemos pasado, de seguro existirán momentos que quisiéramos eliminar, de los que nos arrepentimos, cuando lo que realmente importa es cometerlos. Mirémoslo de esta manera, en el presente es ineludible en lo que nos hemos convertido, por mi parte agradezco ser lo que soy, por todo lo que he pasado, no pido una segunda oportunidad, y si la tuviera no la tomara. Todo lo que suceda en el futuro lo aceptare con una sonrisa, sea terrible o maravilloso. Es un mal necesario.
Natalys Abreu