domingo, 29 de enero de 2012

Mi propia enemiga


Otro año, lleno de alegrías, llanto y esperanza. Otro en el que mi mente me sigue jugando sucio, en la que la lógica siempre vence al corazón, no tengo idea de por que, pero lo hace. Tal vez soy insensible, al menos eso me dicen, o quizás no sé demostrar emoción, incluso puede que no me guste demostrarla. Soy de esas personas que creen que sí dan todo de sí, luego usan eso en su contra y las terminan pisoteando, no lo llamaría pesimismo, más bien realismo, y los que no estén de acuerdo deben admitir que en algún momento de la vida alguien te decepciona.

No vengo para hablarles sobre mi aburrida vida, y menos de mi fría manera de ver las cosas. Si no del dilema de lo que sucederá mañana. Tengo el consentimiento de que nunca pasa lo que queremos que pase, es mas, ya es costumbre que me ocurran lo me que menos deseo, creo que mi "mala suerte" va en aumento, y es algo con lo que tengo que aprender a lidiar. ¿Que mejor manera que con humor? un toque de humor a la vida no le vendría mal a nadie, sé que a veces solo queremos desaparecer o explotar de la ira, pero luego ya llega a ser un poco molesto, me refiero a no tomarse el asunto tan enserio y reírse de sí mismo de vez en cuando.

El futuro no se puede cambiar, y mucho menos predecir, lo que para unos es un alivio, para otros una tortura. Puede resultar intrigante todo lo que viviremos mañana, para los que atraviesan por la “rutina" esperan al menos un cambio en sus días, para los que viven de las "sorpresas" (no todas buenas) puede que anhelen un día común y calmado. Siempre será un misterio, incluso cuando me siento positiva y alegre, me ocurren sucesos más estresantes cada vez, y necesito aprender a mantener la calma en mi mente a pesar de todo lo que pase. Me pregunto que querrán los demás.

El caso es que no podemos cambiar el futuro, pero tampoco el pasado, y no hay que perder la paciencia con algo que no tiene caso, ¿me explico? Sí dejáramos de preocuparnos o lamentarnos por "el pasado" la carga de conciencia sería un poco más liviana, ¿no sería eso fantástico? Todo lo que haya acontecido el año anterior o los anteriores nos origina un mar de preguntas ¿me siento orgulloso de ello? ¿Por que no hice esto? ¿En que estaba pensando?, pronto descubrí que no todas tienen sentido, lo interesante es que la razón no siempre es la más adecuada. La mente no tiene idea de que es lo mejor para nosotros o lo que será para nosotros, muchas veces juega con nosotros y con nuestros sentimientos, originando preguntas sin respuestas, metas imposibles, haciéndonos ver lo que no existe en la realidad. 

Un ejemplo de este fascinante descubrimiento es una persona deprimida, introvertida, rencorosa y desconfiada que afirmaría con ojos cerrados que el mundo esta en su contra; otro ejemplo diferente sería una persona vanidosa que cree que el único sentimiento que origina en otros es "la envidia". No necesitamos un extenso análisis para darnos cuenta de que esas personas están equivocadas ¿por qué la primera cree que todos la odian si no es así? y ¿por qué la segunda se siente envidiada por todos? estas preguntas se originan en mi mente por dos razones: la primera, no odio ni tengo razones para odiar a nadie, la segunda, tampoco poseo argumentos para envidiar, tal vez hayan acertado con una o dos personas, ¿pero por qué etiquetar al resto como iguales? simple, todo es producto de nuestro pensamiento. 

Esto me demuestra que probablemente nunca he tenido mala suerte, y que todo fue un plan siniestro de mi conciencia para agregarle más atención de la necesaria a esos pequeños detalles que no le hacen daño a nadie, no crean que me he vuelto loca por decir lo del "plan siniestro", no lo creo totalmente así, simplemente es interesante creer que nuestro único enemigo somos nosotros mismos, el único capaz de hacernos y permitir que nos hagan realmente daño seremos nosotros. Cuando todos estos años he creído que los daños psicológicos (nada traumático) son causa de otros. Con paciencia y motivación puede ocurrir lo que tanto ansiábamos (o lo que no sabíamos que deseábamos). Recuerden que no todo es lo que parece, y que quizás lo que pensamos de como nos ven los demás no sea real.



Natalys Abreu